martes, junio 03, 2014

La primera de CAÍN 2014: Solitario Joseph

Hace seis años, armado con una cámara de video y mucho entusiasmo, quise entrevistar a un maestro de escultura en alguna escuela de artes plásticas que no mencionaré.
Lo que rescaté de eso fue una valiosa forma de pensar que quisiera retomar para empezar a hablar sobre Solitario Joseph, la obra inaugural del Encuentro de Teatro CAÍN 2014, presentada por el Grupo Principio de México D.F.
El hombre me preguntó: ¿Qué hace de una escultura una obra grandiosa?, yo no supe qué contestarle y continuó: la mayoría dice que es la grandilocuencia, que sea una escultura gigantesca, espectacular, yo les digo que no. Una escultura grandiosa puede estar en la palma de tu mano. Puede ser muy pequeña, pero con gran atención en los detalles, la experiencia estética está en otro lugar.

CAÍN es un encuentro que siempre se ha caracterizado por seguir la línea del pequeño formato, por lo cual no sorprende que la obra inaugural se haya presentado en un caluroso cuarto dentro de Casa Inverso de, literalmente, 6x6 y en un escenario de 4x4 para los actores.
Después de acomodarse las aproximadamente treinta personas de público que llenó el cuarto la tarde del lunes 2 de junio a las 8 de la noche inició la función, sin dar tercera llamada.
La función, que además fue un estreno mundial, abrió con esta imagen:




Poco a poco, con un inicio algo flojo, pero con una progresión que se va elevando de tono conforme la obra se desarrolla, se nos va develando la historia de dos hermanos, no de sangre ni medios hermanos, sino adoptados: Isaac y Drago, interpretados por Isaí Flores Navarrete y Giovanni Gamba, en un viaje a lugares inesperados y muy diversos, pero que tiene su mayor relevancia en las almas y psicologías de los personajes.
Ambos hermanos están buscando resolver cuestiones de sus vidas, buscan a su padre ausente, desean olvidar cicatrices de amor y en el camino encuentran una peculiar selección de personajes, tales como una niña de la calle con grandes necesidades afectivas, una científica en busca de la salvación humana o un sabio y cínico exiliado, entre otros. Ximena Gutiérrez Sastrias interpreta a esta variedad tan amplia de personajes que dejan una marca permanente en las personalidades, siempre cambiantes, de los hermanos.



Tan solo leyendo esto, podemos divisar un gran reto dramaturgico y escénico: lograr contar esta historia de manera eficiente como primer paso y como segundo, pero no menos importante, de manera emotiva.

Los personajes viajan de los lugares más comunes, como lo es un autobús de pasajeros o una discoteca, a lugares apacibles como la playa, extremos como un glaciar, o surreales, como el mismísimo espacio o a aquel lugar a donde van los que sufren, los que se han perdido.
La solución obvia y más utilizada sería requerir una producción enorme y costosa para lograrlo, mamparas, escenografía y utilería diseñada y construida especialmente para la puesta.

Sin embargo, es una grata sorpresa ver que todo este viaje está resuelto con una cosa aún más importante e interesante: ingenio.
El escenario, de 4x4, con un esquema definido de iluminación a veces manejado por los mismos actores y un sonido atmosférico alrededor de la audiencia bastan para llevarla en ese viaje. Lo mejor es que funciona perfectamente para, paradójicamente, no perder de vista los impactos y cambios que los personajes viven a lo largo de esta historia que cronológicamente es tan larga, o incluso más, que una vida. Escénicamente sorprende ver un espacio tan  pequeño y sin ninguna de las características de un teatro común funcionar tan bien para los focos de atención y dinamismo de las escenas, incluso con personajes desapareciendo totalmente de la vista.

Tal como en la obra sucedería, lo que un personaje con el que me crucé me dijo hace seis años, ahora está haciéndose evidente. Este es precisamente el sentido de lo que el maestro escultor me dijo: ser capaces de ver los detalles, fundidos perfectamente con el discurso de la obra, que además se siente honesta. No caer en la falsa grandilocuencia.

Sin embargo, al ser un estreno y al estar tan cerca de la audiencia, podían notarse varias deficiencias.
La primera y más severa para la narración de la historia era el hecho de que la actriz, quien tiene un enorme peso sobre la obra al interpretar muchos personajes, no los caracterizaba de maneras distintas, limpias y claras. Uno tardaba algunos segundos en entender que se trataba de un personaje diferente, por el contenido del mismo texto, y esto no puede estar bien, porque es un distractor de la trama.
Me parece que esto es uno de los grandes retos a enfrentar en el teatro de pequeño formato, y que debería de reflexionarse y prevenirse esto durante los ensayos antes de llegar a un estreno. Concluyo esto después de ver un problema muy parecido en el estreno en Febrero de Una Historia de Amor en Berlín (http://laguaridadelcritico.blogspot.mx/2014/02/una-historia-de-amor-en-berlin.html), en donde la actriz enfrentaba una situación muy similar.
Si esto es una deficiencia en el teatro estilo italiano, se eleva aún más en el pequeño formato donde el público puede verlo absolutamente todo. Sin embargo, es entendible que el estreno tambaleé y que después de algunas funciones los actores se vayan sintiendo cada vez más cómodos, dejando que la obra madure en ellos, y en esta ocasión, como en la otra, no representó un problema mayúsculo que demeritara la calidad de lo que se mostró al público.
El otro problema tiene que ver precisamente con esto, aún parece que los actores están tirando sus líneas en ciertos momentos, con demasiada energía. Me parece que hace falta controlarla, dejar que las acciones y palabras caigan como deben caer, jugando un poco con los tintes para elevar y aclarar las lecturas y momentos.
Sin embargo, debe decirse que muchos de los momentos ya están muy bien logrados, con potencia dramática para entretener e impactar al espectador.


Con momentos muy cómicos, fuertes y reflexivos, llevándonos a lugares y tiempos de lo aparentemente más frívolo a lo más solemne, texto sólido y logrando hacernos partícipes de un viaje grandioso en la pequeñez de un cuartito, la obra se anota como un éxito en su estreno en CAÍN 2014, demostrando que no se necesitan grandes salas y producciones para serlo y conectar con el público, que siempre respeta el espacio de la ficción tan endeble y delicado.

Es un viaje de producción épica y cinematográfica, con cuatro luces led, un par de luces decorativas, unas bocinas y tres actores a dos pasos de ti.

Mañana toca Derretiré con un Cerillo la Nieve de un Volcán del grupo Lagartijas Tiradas al Sol.
La obra de teatro documental sobre la historia de los mexicanos y el PRI. Una obra que vi en su estreno en la UNAM hace unos años. Ya veremos cómo se pone esta vez.
Martes 3 de junio, totalmente gratis en el Foro de LARVA, (Ocampo, esquina con Juárez) a las 8:30 pm. Lleguen temprano para alcanzar a entrar y esperen mi reseña/crítica/crónica. (Ya ni se que es).

Mañana: Lagartijas Tiradas al Sol

Agradezco su atención a este, el regreso de La Guarida del Crítico para CAÍN 2014.


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