jueves, junio 12, 2014

Último día de CAÍN. Por Violeta Parra

El arrojo femenino en escena en el último día de actividades, fue lo que le puso la tilde a CAÍN en esta su tercera edición.

Desde las 19:40 horas la sede de la calle Santa Mónica en Guadalajara, comenzó a recibir al público asistente. En total 43 espectadores que entraron en la atmósfera CAÍN para brindar toda su atención a las 3 actrices y 2 músicos que tomaron el corazón de la Casa Inverso para exponer; Mis pasos que se detienen y andan, montaje encargado de cerrar las actividades programadas para el presente año.

Entre partituras de movimientos, palabras dichas, notas musicales en vivo y silencios, mostraron un recorrido desde la infancia hasta la madurez joven, con sus vivencias más significativas.

Tres mujeres de notable diferencia en carácter que rebelan anécdotas y recuerdos, a la vez que se preguntan cosas como: si la preñez es una enfermedad con un desenlace catastrófico para el que la padece. Y sin pretender detonar una rebelión feminista, cuestionan los distintos personajes que las mujeres representan día a día, mismos que son construidos al gusto de aquella sociedad en la que se desarrollan y a lo que se contrapone un pensamiento constante de -Yo! Sólo quiero ser yo-
Sin duda la participación de esta producción significó, más allá de sólo un hecho escénico, un ejercicio de memoria sobre la desigualdad y la exigencia de libertad nuevamente, ejes sobre los que ha caminado CAÍN desde que fue trazado.

De esta manera, la intensa actividad que se desarrolló durante una semana de exposición de obras de teatro y danza, así como el trabajo de varios meses de preparación, permiten cerrar un círculo que dará paso a otro, la edición 2015 que comenzará a germinar después de unos contados días y de un respiro necesario, justo para evaluar lo que acaba de terminar.

Con seguridad podemos decir que el CAíN de este año, creció y se vio fortalecido gracias a la permanencia de empresas, instituciones, asociaciones y colaboradores que refrendaron su apoyo a este proyecto emanado de Casa Inverso, así como gracias a quienes depositaron su confianza por primera vez en este encuentro de teatro, como patrocinadores, voluntarios y espectadores.

El repaso de las escenas diarias lleva inevitablemente a pensar en luces, andamios, herramienta de trabajo, vestuarios, textos. Invita a detenerse en expresiones capturadas por la mente o por las cámaras, de los rostros que intervinieron siendo parte esencial de cada evento; actores, músicos, productores, jefes de foro, reporteros, equipos de trabajo y espectadores. También, permite archivar conversaciones de pasillo, experiencias, relatos entre profesionales de las artes escénicas y asistentes en general, hasta los detalles curiosos que quedarán guardados en el anecdotario.

En el recuento de sucesos, la semana CAÍN brinda imágenes que deleitan, al ver el ímpetu y la disciplina con que cada grupo se planta desde a temprana hora, para ubicar cada detalle de su producción en el foro que aloja su montaje. Sin dejar de mencionar lo que cada equipo técnico, en las distintas sedes participantes, deja de manifiesto una vez más, su destreza y habilidad para aforar cada espacio, de todas las maneras posibles o por lo menos, las que por hoy se han descubierto.

Por otro lado, pronto podremos conocer la opinión que el público plasmó en las encuestas levantadas al final de cada función y con esto, hacer un ejercicio de evaluación y autocrítica al interior del equipo de trabajo que conduce los hilos de CAÍN.

Por ahora, se cierra este aquí y ahora, concluye el episodio CAIN 2014 con ánimo gozoso e infinidad de agradecimientos por un Solitario Joseph que nos regaló su estreno, por el Proyecto PRI de Lagartijas tiradas al sol que nos exige saber y no olvidar, por el brío de los universitarios en la Escena Emergente, porque al estilo Alebrije recordamos nuestro sentido de pertenencia.

Agradecidos por la ayuda de nuestras familias y su trabajo artesanal en las pequeñas cosas, por el apoyo de los amigos, por las cuidadosas manos que nos alimentaron durante estos días, ya que estamos convencidos de que: una mala comida, llega a impedir una buena función. Y con quienes ordenaron y limpiaron cada día el lugar que pisamos.

Tras bambalinas recordamos con respeto a personajes que dejaron de ser tangibles; Armando y Katapú, mientras se espera el arribo de vidas nuevas; Isabella y Camila o Ileane, a quien mejor llamaré “cachita” mientras sus padres deciden cómo nombrarla y que de seguro ambas, ya están sintiendo el teatro desde la comodidad de un vientre.

En este momento queda en el corazón una pizca de nostalgia, impulso necesario para trabajar en lo siguiente. Con la clara idea de que el amor, aquí o en Berlín, sea dichoso  desventurado, tutele muchos de nuestros actos. Y que el único insecto que nos inquiete, no sea el de una dictadura sino el del arte. No queda más que decir: el tiempo vuela ¡hasta pronto CAÍN!


Violeta Mariana Parra

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