miércoles, junio 04, 2014

CAÍN Día 2: Derretiré con un Cerillo la Nieve de un Volcán

Minutos antes de las 8 de la noche, la calle Ocampo esquina con Juárez en el centro de Guadalajara está bulliciosa y abarrotada. Más de 200 personas están esperando entrar a ver la nueva obra del grupo Lagartijas Tiradas al Sol: Derretiré con un Cerillo la Nieve de un Volcán.
Había que formarse con más de una hora de anticipación para alcanzar boleto gratuito para entrar.

Pasan de las 8 y el bullicio es tal que no hay certeza de cuántas personas aún alcanzarán a entrar con boleto y cuántas se quedarán afuera. La obra está empezando ya con algunos minutos de retraso.
Gajes del extraordinario cupo y poder de convocatoria que tuvo la función.
Se vive un ambiente emocionante, los que conocen el teatro nacional saben que el grupo en cuestión es un hito en su historia, un grupo que pone un ejemplo y propuesta novedosa con su forma de trabajo y sus contenidos, el público general está emocionado porque saben que verán algo diferente: un documental escénico, según dice el programa de mano.


Alrededor de las 8:15 de la noche el público empezó a entrar a la sala, sentándose poco a poco ante un escenario visible a nivel de piso, con un conjunto de sillas y mesas acomodadas a lo largo de un rectángulo, así como una pantalla para proyecciones al fondo.
La gente que no logró entrar está molesta y decepcionada afuera, circulan rumores de que se repartieron boletos en la Secretaría de Cultura de Guadalajara y que las personas que los tienen no están llegando a tiempo. No se sabe bien qué hacer.
Repartir boletos VIPs, un error grave de un encuentro que es para la gente.




Finalmente, los actores salen a escena, se sientan alrededor de una mesa, relajados, preparándose, platicando frente a todo mundo a manera de tercera llamada.


Las aproximadamente 140 localidades del Foro LARVA se ocupan, las puertas se cierran, algunos de los que están afuera deciden irse decepcionados, algunos más impulsivos quieren ejecutar un portazo. Los impulsos se detienen pasado un rato y muy poco público ve afectada la función por el bullicio de afuera.
Esperamos que la desorganización y el bullicio no arruinen la experiencia de la obra.

La función comienza.
Luisa Pardo, Gabino Rodríguez y Francisco Barreiro se mueven a marcas iniciales y, con mucha potencia, a través de contenido audiovisual, se comienza a hablar del contexto político-histórico actual: el PRI, partido que estuvo más de 70 años en el poder mexicano, ha vuelto después de 12 años de breve alternancia. Los jóvenes no quieren -no queremos- que regrese el PRI, por lo que simboliza, representa y ejecuta, sin embargo, se declara en voz alta que estas ideas provienen en gran medida de una tradición histórica, y que probablemente no se sepa demasiado sobre la verdadera historia del partido oficial.


Los actores declaran en voz alta y con total sinceridad que la presente obra es el producto artístico de una investigación para descubrir responsablemente esa historia.
Se hace otra importante declaración, durante el proceso de investigación, encontraron en una biblioteca en Veracruz un libro escrito por una mujer desaparecida, Natalia Valdez Tejeda, una maestra que mientras participaba en luchas sindicales escribió un libro de texto sobre la historia no contada del priísmo, a quien se dedicaron a investigar. La obra también girará en torno a la vida de ella, una mujer rebelde de pensamiento que fue borrada al parecer de la historia oficial.


Después de buscarla y no encontrar nada sobre ella, me pregunto: ¿es este personaje real o ficticio como dispositivo dramático?, mi opinión es que, en términos artísticos, no importa. Pero en términos históricos, vale la pena hacer la indagación.
La obra ya empezó a generar cuestionamientos e investigaciones personales.

El documental escénico empieza potente y sincero. Con una declaración de principios de investigación y con apertura total ante su audiencia. Características excepcionales y plausibles en los trabajos documentales artísticos.

Después del prólogo comienza la acción.
La obra revela, poco a poco, sin prisas y con extrema precisión en las actuaciones, tonos, incontables e ingeniosos dispositivos escénicos que son cuidados visiblemente por los propios intérpretes, la historia del partido oficial en México: PNR, PRM, ahora PRI, desde sus inicios posrrevolucionarios hasta el año de la alternancia. También, en una suerte de montaje paralelo comparable con un documental cinematográfico, la historia de Natalia desde su infancia.



Este paralelismo nos permite establecer una conexión emocional. Convierte a Natalia, el personaje del documental escénico, en la vida y voz de nosotros, de nuestros padres. De los ciudadanos mexicanos en su relación con el régimen  del partido oficial, estas escenas puestas a cuentagotas entre escenas de la historia nacional, de las presidencias y campañas desde Calles, pasando por la expropiación petrolera con Lázaro Cárdenas, la modernización y entrega del país de Manuel Ávila Camacho, los sindicatos, hasta llegar a las matanzas y nula negociación de Díaz Ordaz, el nepotismo de López Portillo, Fidel Velázquez, el entreguismo Salinista, el EZLN, Televisa y la crisis que enfrentó Zedillo en 1994. Información dura, pero dada de una manera muy lúdica y en momentos incluso cómica, pero en otros bastante impactante, por medio de las interpretaciones de los actores que a veces hacen de narradores, otras tantas van rotando personajes de la vida política nacional y nos muestran, de maneras a veces caricaturizadas y divertidas escenas reales, o que pudieron ser reales, de nuestra historia política.




Es una obra que nos ayuda a comprender la historia y por lo tanto, a hacer una reflexión acerca de quienes somos y por qué somos, debido a la herencia cultural e imposición del régimen. Natalia es una libre pensadora y en pasajes de su vida vemos su nula tolerancia a la corrupción, lo difícil que es ser mujer en México, la falta de oportunidades y sobre todas las cosas, el deseo
profundo e impotente de ser libre, verdaderamente libre.
Un reflejo de cada persona, de cada mexicano, olvidado entre la masa por la historia oficial. "Sé que picaré una montaña con un clavo o que derretiré con un cerillo la nieve de un volcán." es la frase que una de los primeros candidatos independientes que ganaron democrática e insólitamente contra el aparato del régimen dijo justo antes de volarse la tapa de los sesos en protesta por un fraude electoral perpetrado en su contra en 1943, un hombre desaparecido de la historia oficial.
Frase usada como un título simbólico y poderoso, unitario con la obra, un laurel de victoria, respeto y luto a Jorge Meixueiro.  El rescate documental de esto es una clara muestra de lo que la obra representa y hace.




Se trata, sin lugar a dudas, del grupo de teatro más socialmente comprometido del país. Tan comprometido como talentoso y disciplinado.
La obra mejoró muchísimo desde su estreno hace casi un año en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz del CCU-UNAM, al cual tuve el privilegio de asistir. En aquella ocasión, era una obra muy larga, en momentos pesada, pero ahora puede verse que se hizo un pulido sobre un primer trabajo ya de por si exhaustivo de investigación, condensación y síntesis artística.
La obra es, a mi parecer, un ejemplo de la labor que se hace con la maleabilidad de toda la información para sintetizarla y convertirla en un espectáculo valioso, inteligente, hábil, que es apto para un gran número de público de un país que requiere propuestas que le hagan pensar sobre su realidad nacional, no solamente de manera histórica, sino filosófica y reflexionando sobre si mismo.
Todo esto a través de los símbolos, abiertos a la interpretación y el uso del escenario, a través de los actores que se ponen en posiciones vulnerables de una obra casi siempre seria, pero en momentos satírica y cómica.
Es una obra que hace uso intelectual del lenguaje teatral, agregando interpretaciones y subtextos libres, pero que no afecta negativamente al entendimiento del texto y anécdota principal; en pocas palabras: la obra trata a su público como gente inteligente.





Es notable y notorio que se hizo un trabajo riguroso, pensando en la audiencia, pero con la sinceridad de contar lo que quieren y sienten como su responsabilidad.
Es para celebrarse que la función haya sido gratuita, de esta forma, se reafirma la responsabilidad de los grupos para brindar estos contenidos a los hermanos mexicanos.

Después de una emotiva función, llena de energía de audiencia e intérpretes, el escenario inicial ha cambiado completamente ante nuestros ojos como una pintura viva, dejándonos en silencio, pensando antes de lanzar el primer aplauso.
Acabamos de ver una obra de arte y el grupo de teatro parece satisfecho.





Una reedición del libro La Revolución Institucional de Natalia Valdez se encuentra disponible para comprarse. La obra es efímera, el libro permanece para el que quiera llevarlo a su casa. Así se ataca la desmemoria desde dos flancos.



Ahora entiendo porque han dejado descansar su anterior obra El Rumor del Incendio, la cual lamentablemente nunca pude ver.
El hito y la comparación que representaban ante los públicos y críticos probablemente no dejaban que Derretiré con un Cerillo la Nieve de un Volcán tomara su propio vuelo y llegara a la madurez y respeto que merecía. Ahora puede sentirse que esto está resuelto.
Debo repetir: este día, en la segunda función de CAÍN 2014, hemos visto una obra completa. Una valiosa, responsable y mexicana obra de arte.
Afuera del teatro, se comenta, hay reflexión, se ha visto una obra de arte que tiene que verse.

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