jueves, marzo 06, 2014

EL SUEÑO DE MARTINA - Jueves de Teatro de la SCJ

El jueves 6 de marzo del 2014 inició el programa Jueves de Teatro de la Secretaría de Cultura de Jalisco en el Teatro Alarife Martín Casillas con un aforo casi completo de público, entre los cuales se encontraban muchos niños acompañados de adultos y también adolescentes. Una gama muy amplia de público que fue a disfrutar de una obra de teatro completamente gratis.

Es una jugada muy delicada la que hay que hacer para inaugurar un programa así. Los lectores que forman parte del público general, es decir no-teatreros, deben saber que este tipo de programas generan mucha polémica entre los creadores escénicos, porque se dice que disminuyen la cantidad de público que entra a otras obras en temporada y que abarata el profesionalismo.
(En mi opinión, si la obra cuesta mas de 100 pesos y el cine 45, es lógico que una cantidad enorme de gente no vaya. También creo que el profesionalismo no se abarata por aspectos monetarios, sino por falta de rigor.)
Es por ello que se debe andar con mucho cuidado para cumplir cabalmente la obligación que tiene el gobierno de llevar la cultura al público general, una suerte de derecho que el Estado debe garantizar, y al mismo tiempo tener contentos a los creadores escénicos locales.

Parece que la obra elegida para inaugurar tal programa fue El Sueño de Martina, de un grupo de teatro proveniente del Distrito Federal, probablemente para matar dos pájaros de un tiro:
1. Traer un producto de exportación y calidad a la ciudad y 2. Ser imparciales, que no parezca que la SCJ tiene preferencias por algún grupo en especial y evitar malos entendidos.

Con una ruidosa sala casi llena con 552 personas (según el facebook de la compañía, aunque tengo entendido que al foro le caben solo 522, entonces, debieron ser menos), la función dio inicio después de una breve introducción de Álvaro Abitia, funcionario de la SCJ y una breve bienvenida y falsa tercera llamada de Gabriela Escatell, la Coordinadora de Teatro de la SCJ, quienes también dieron la bienvenida al público que veía por el Canal 7 Jalisco.

Escatell subiendo al escenario, la sala llena con menos de 522 personas detrás.

De una de las piernas del escenario, sale uno de los histriones y creadores de la obra. Se sienta y habla directamente al público, mas directamente a los niños y les pide que no se queden con ninguna duda respecto a lo que están viendo, les aclara que es una obra dirigida a su curiosidad y que no se vale quedarse callado. Da la segunda llamada, corrigiendo respetuosamente la tercera ya dada, y nos pone una melodía que cimbra a la audiencia y la apacigua. Tenemos atención.
Luego, sale otro de los creadores, se sienta justo frente a una mesa que tiene una mica arriba de ella, la mica tiene arena esparcida a lo largo y ancho, la obra empieza con algo que Escatell nos comentó al principio, es "cine hecho a mano", es decir, se combinan dibujos hechos sobre la arena con los dedos y otros instrumentos, estos dibujos se proyectan mediante un circuito cerrado de grabación en una pantalla que podemos ver todos. Estos dibujos se hacen en vivo mientras escuchamos mediante el diálogo y la música, toda ella mezclada en vivo. Podemos ver cómo la historia se desarrolla a través de los personajes, también hay títeres y juegos con luces y sombras en escena.
Sin embargo, pasa algo muy extraño y maravilloso, aún con la complicación que resulta explicar cómo era, en escena todo parece muy íntegro y natural, muy bien sincronizado, e incluso parco. Es decir, la técnica no llama la atención sobre nada, sino que es integral con la historia y lo que nos hace sentir.
Es una obra que sobrepasa los límites de creación para el público, es creativa e imaginativa, y lo más importante: conmueve mediante sus elementos. Un gran trabajo de creación artística innovadora.


La caja de arena proyectada y uno de los títeres manipulándola con sus dedos.

La historia es simple, muy simple, pero importante y contada de una manera muy emocionante:
Martina es una niña que vive con su madre, el padre de Martina se ha ido y no sabe cuándo volverá. Ella lo extraña y la madre está resignada a esperarlo.
Entonces, una serpiente muerde a Martina y la reta a ir a buscar a su padre "al otro lado", a donde van los hombres pájaro. Ella se aventurará y se encontrará con obstáculos en su camino: polleros, gigantes y brujas que hacen que uno olvide su identidad.

Los padres de familia entonces podrán complementar la información y contarle a sus hijos lo que no entiendan. Una clara metáfora de lo que es la migración a Estados Unidos para trabajar.

Al final, los creadores, el director Benjamín Barrios y su equipo, se quedan a responder preguntas del público y pasa una cosa increíble y deseable: ¡muchos niños se levantan a preguntar!, se vive un ambiente muy relajado y hasta festivo.
Mas tarde, los que quieren, pueden pasar al escenario a ver y que les expliquen cómo montaron la obra.

El curioso público sobre el escenario, observando el dispositivo.

Al menos para el público, evidentemente arranca con el pie derecho el jueves de teatro, se anotaron un diez con este regalo para toda la ciudadanía de Guadalajara.
Al micrófono, nos exhortan a ver otras obras de teatro en la ciudad, hablan específicamente de Martina y los Hombres Pájaro, una obra hecha en Guadalajara por la compañía Luna Morena Títeres, sobre la misma historia escrita originalmente por Mónica Hoth (si, como el planeta Hoth de Star Wars... no pude evitarlo). "Hay que conocer como se cuenta la misma historia de diferente manera", nos dicen.

Los jueves del mes de marzo estarán las obras Loco Amor Viene, Sensacional de Maricones y Más Pequeños que el Guggenheim. El 13, 20 y 27 de marzo, respectivamente.

El precio: cero pesos.
Con descuento de estudiante: cero pesos.
Y con credencial del INSEN: cero pesos.

Las obras inician alrededor de las ocho de la noche. Se recomienda llegar temprano, entre 7:15 y 7:40, porque se hacen filas largas.



El ambiente de un público contento y satisfecho después de ver una obra artística literalmente no tiene precio y es una excelente iniciativa de generación y motivación de públicos que creo que tendrá efectos en el mediano y largo plazo.
Recordemos siempre que hay muchísima gente que no tiene acceso a la cultura por falta de recursos. Lo primero es comer, y me parece que todos tenemos derecho a disfrutar una buena historia, bien montada.

Me parece que es algo pensado para el bien de todos. Incluso, algunos teatreros locales, de A La Deriva teatro, LotoMachina teatro, entre otros, estaban ahí y parecieron salir contentos con la obra.

También creo que sería una buena idea que la compañía viniera incluso a dar un taller de iluminación y multidisciplina para seguir elevando el capital artístico de la ciudad.

¿Haremos bien en pensar que alguna de las poco menos de 522 personas que fueron al Alarife se animará a ir a ver una de las obras de teatro en la ciudad? En mi opinión, creo que es mejor motivar a esa persona que no hacerlo.

Fotos cortesía del facebook de la compañía invitada: https://www.facebook.com/ElSuenoDeMartina


miércoles, marzo 05, 2014

Cuestionamientos acerca de las políticas públicas de la SCJ en torno al artista

"Soy el amo de mi destino:
soy el capitán de mi alma."
Son las últimas dos oraciones que componen el poema Invictus, de William Ernest Henley. El poema que ayudó a Nelson Mandela a sobrellevar sus años en prisión por su revolución contra el apartheid.

Aunque considero este poema hermoso e incluso verdadero a niveles filosóficos muy, yo diría demasiado profundos, pienso que a niveles prácticos es una especie de mentira reconfortante.

Todos los que vivimos en este mundo, pobres y ricos, lisiados o completitos, sabemos que el destino de cada quien se ve afectado por factores externos incontrolables, de los cuales uno no es responsable, pero tiene que asumir consecuencias.

Por ejemplo, una persona de clase baja o media, al decidir (o necesitar) ser un artista, sabe que muy probablemente tendrá que llevar una vida austera y sencilla; y es que todos sabemos que el arte, para la gran mayoría, no deja.
Uno crece, deja de ser un adolescente o artista aprendiz con ilusiones creativas y experimentales porque va dándose cuenta de la necesidad que hay en nuestra sociedad capitalista de tener dinero para poder hacer cosas sin mayores ambiciones: tener una casa donde vivir, pagar la renta o el predial, comprarla a plazos, comer y beber balanceado y sano, tener una novia y poder invitarla al cine o al teatro (carísimo) o al parque a comer elote de vez en cuando, tener un fondo de ahorro para el retiro en la ancianidad, alimentar a los hijos, etcétera...
Todas esas nimiedades que la Carta Magna llama Garantías Individuales.

Para los mas apasionados, responsables y menos previsores, el hecho de poder generar dinero mediante la profesión y creación artística, significa poder dedicar tiempo y esfuerzo a los proyectos, a mejorarlos, pulirlos, entregar calidad, buscar un lugar en la historia del arte y, por consecuencia, incrementar el capital artístico del país. Algo que, al menos en la retórica, parece interesarle a las instituciones públicas.
Y es que, lógicamente, cuando alguien tiene una profesión que parece hobby y una chambita que parece profesión para ganar dinero no podrá hacer bien ninguna o al menos una de las dos cosas, además, cualquier persona que se dedique o se haya dedicado al arte en cualquiera de sus formas, de manera seria, sabe que es un trabajo muy desgastante y absorbente.

El destino de los artistas se ve regido, como en todas partes, pero sobre todo en México, debido al sistema paternalista de producción desde el gobierno, por las políticas públicas de las Secretarías.

Mucho me he quejado de los elevados precios que tienen los boletos del teatro, primero, cuando pretenden hablar sobre temáticas sociales o humanas para una gran cantidad de gente (el precio elevado disminuye el número de gente que puede ir a ver las obras, también hace que el teatro sea únicamente para las clases medias y altas), segundo, cuando estas obras se hacen con dinero de los impuestos de todos, se supone que ya pagamos por su producción.
Sin embargo, hace falta analizar la otra cara de la moneda, muy probablemente la causa de que el sistema tenga que funcionar bajo este sinsentido ético y práctico.

Voy a hablar acerca de algo muy específico, que me sucedió personalmente, a riesgo de parecer estar ardido. Créanme, no lo estoy, este es solo un ejemplo para exponer una realidad que nos concierne a todos.

El año pasado, mi próximo cortometraje La Luz del Día, que grabaremos en la última semana de abril, fue beneficiado por el incentivo de CECA Jalisco con la cantidad de dinero necesaria para completar estrictamente la producción del proyecto. Es decir, no contamos con un peso para pagar ningún salario por trabajo en preproducción, rodaje ni postproducción, mas que a los actores, quienes además, están recibiendo un salario bajo para el trabajo que están haciendo. (En cortos casi nadie ensaya extensivamente, tal vez por falta de dinero, tal vez por falta de tiempo, tal vez por falta de ganas, tal vez por falta de tablas, tal vez por todo esto junto. Tuve la fortuna de contar con dos actores dispuestos a ensayar así, lo cual ha resultado complicado por temas de tiempo y dinero.)
Este incentivo es algo con lo que estoy sumamente agradecido, ya que nadie nunca me había dado dinero para realizar un proyecto personal.
Es una bendición poder operar con dinero, y además, entiendo que los presupuestos para cultura no son muy altos y tienen que repartirse de la mejor manera.
Sin embargo, el único que se beneficiará de este trabajo seré yo, al dirigirlo y moverlo en festivales obtendré cierto prestigio que me ayudará en mi carrera. Esto igual para las cabezas creativas de departamento, pero para nadie más que nosotros. Nadie más obtiene un beneficio por su trabajo.

Es por ello que, cuando me enteré que la Convocatoria Proyecta de la Secretaría de Cultura de Jalisco abrió un periodo de recepción de proyectos, inmediatamente mi productora Karen Kotto puso manos a la obra para pedir una cantidad justa, e incluso reducida, de dinero, para poder pagarle a todo el crew del cortometraje al menos un dinero que alivianara sus necesidades económicas durante el tiempo de rodaje.
La enviamos, a sabiendas de que cuando se envía un proyecto lo más seguro es que no lo ganarás, estadísticamente. Cuando uno envía durante muchos años proyectos a becas se hace consciente de eso, pero no lo deja de hacer, porque es virtualmente la única manera de llevarlos a la realidad.

Llegó el día de la publicación de resultados y, en efecto, no nos la ganamos.
Ni modo, dijimos, y continuamos trabajando. El cortometraje de todos modos se va a realizar con los medios que tenemos y nuestra gente si puede darse el lujo de trabajar gratis durante una semana. Así funciona el maravilloso equipo del cine, con desinterés y alegría (los amo).
Ahora bien, la mayoría de la gente en cine tiene la costumbre de continuar y no poner atención a la beca que no se ganó. Sin embargo, en el teatro es muy diferente, se acostumbra hacer la naquez de buscar impugnar resultados, desprestigiar a los directivos, armar pseudo revoluciones, grillar en redes sociales y en pláticas privadas, conspirar etcétera. Luego, el siguiente año, todos vuelven a pedir las becas, porque no hay de otra y porque todos quieren seguir creando.
Algo cíclico, el eterno retorno.

Y entonces, me pongo a pensar en algo muy específico: para la gente de cine es más fácil ganar dinero (aún con sus grandes complicaciones), haciendo publicidad, yendo a llamados de uno o dos días para spots de 30 segundos o institucionales, todo tipo de material audiovisual que paguen empresas, gobierno o partidos políticos. En un día te ganas mínimo mil pesos solo por talachar.
No me quiero ni imaginar lo mucho que les cuesta a los teatreros ganar dinero, solo dando clases o vendiendo funciones. Cosas que suenan complicadas, porque hay un cupo limitado para maestros, y todos sabemos que a menos que trabajes en el Tec de Monterrey o en la UNIVA, ITESO u otras escuelas privadas, a las cuales solo acceden creadores con prestigio y trayectoria, el sueldo de maestro es casi siempre muy bajo.
Empiezo a ver que la grilla teatrera es por una necesidad de supervivencia. Probablemente una salida falsa, dramática y catártica (teatreros,... ¡sabe!), pero finalmente es por una opresión económica.

En una de esas conversaciones, se comentó el rumor a varias voces de que la política de la Secretaría de Cultura de este año fue la de no otorgar un peso para salarios de ningún proyecto.
Esto se deduce por el documento público cuando se entregaron resultados, no hay ningún rubro para salarios u honorarios.
Lo que pedí únicamente fue dinero para salarios de mi crew, entonces, el rechazo fue muy lógico.

Pero, inmediatamente pensé en las siguientes cuestiones:
-De ser verdaderas estas aseveraciones ¿cuál es el mensaje que está dando la Secretaría de Cultura con esta política?
-¿Cómo podemos pensar en tener una industria sana del arte y poder vivir de nuestro trabajo, cuando ni el mismo gobierno parece entender eso?
-¿"Bienestar, mereces estar bien" no sería una frase hipócrita y demagógica cuando no se piensa en el bienestar social de los artistas, en su derecho de ganar dinero por trabajar en una producción artística, su oficio dentro de la sociedad?
-¿No será entonces la rifa del tigre para los creadores? Quienes además, en muchos casos tienen que someterse a procesos burocráticos engorrosos que acaban por complicar la creación de las obras.
-¿No será algo muy conveniente la de dejar a los artistas en esa posición, mientras los directivos de la Secretaría de Cultura ganarán sus salarios a tiempo realizando su trabajo, entre los cuales está poner en los reportes que se realizaron las mismas obras que ganaron los incentivos, por los cuales el artista no tuvo ningún salario justo?
-¿Los directivos son conscientes de esto?
-Siendo así, ¿podemos culpar a los creadores escénicos por cobrar la entrada a sus obras a mínimo 100 pesos? ¿no será entonces una manera de recuperar un poquito de su trabajo?
-¿Bajo esta óptica, la Secretaría de Cultura no debería asumir su responsabilidad para que las obras lleguen a un mayor número de gente, lo cual forma parte de sus obligaciones?
-¿Qué seguridad económica tiene el artista, no solo para su tiempo presente, sino para su vejez?, ¿eso no es "bienestar"?, ¿el artista no "merece estar bien"?
-¿La Secretaría de Cultura no debería asumir su responsabilidad para que las obras tengan una calidad alta y digna, lo cual forma parte de sus obligaciones?, ¿una forma de asegurar la calidad no sería dándole un salario justo a los creadores, para que solo dediquen tiempo y energía a ese oficio? Dinero es igual a tiempo y esfuerzo. Tiempo y esfuerzo es igual a calidad.
-¿Esta política no es una forma de explotación del hombre por el hombre?
-¿No es una violación a las Garantías Individuales, a la seguridad económica y vida digna, el hecho de poner a los artistas en esta posición?

Yo entiendo que el dinero que se otorga para cultura es relativamente poco. También entiendo que ese dinero tiene que repartirse de alguna manera y que ser funcionario público es una gran responsabilidad de toma de decisiones sobre toda una sociedad, porque la política no es otra cosa mas que la decisión entre inconvenientes.
Pero, ¿no es esta omisión para lograr un estado de igualdad y justicia? yo considero que recibir salario por un oficio es justicia y que todas las decisiones administrativas presupuestales deberían estar enfocadas a la justicia y la mejora social.

De ser verdad este rumor, me parece que es una omisión de responsabilidades y respetuosamente creo que haría falta que nuestros funcionarios públicos, los que toman estas decisiones desde arriba, se hagan conscientes de esto. Ya que muchas veces, salvo honrosas excepciones, los funcionarios son administradores de dinero, que en el mejor de los casos saben apreciar el arte, pero no son artistas, no están en el piso y no viven estas realidades consecuencia de las decisiones institucionales.

Es mi deber ciudadano hacer estas preguntas y es deber de la Secretaría ante mi condición de ciudadano mexicano, que además pidió la beca, responderlas:
-¿Fue o no fue la política de este año no otorgar dinero para los salarios de los creadores beneficiados con los incentivos?
-¿Cuál fue la lógica detrás de esa decisión?


Independientemente de la respuesta, es lamentable que el artista no es amo de su destino, ni capitán de su alma, aunque el arte venga esencialmente de ella.






martes, marzo 04, 2014

NIÑO DE OCTUBRE

Hace algunas semanas, fui al inicio de temporada de Niño de Octubre en el Teatro Alarife Martínez Casillas. Se trata de una obra de teatro escrita por la reconocida Maribel Carrasco, montada por el también reconocido grupo A La Deriva Teatro, con dinero público (tuyo, mío, próximamente del pepenador), obtenido mediante la convocatoria Jalisco a Escena 2013 en su sección infantil.
Hace poco también, hice alusión a esta obra en mi texto sobre Encuentros Secretos de Aristeo Mora (enlace aquí: http://laguaridadelcritico.blogspot.mx/2014/02/encuentros-secretos.html ), por la relación que tienen al haber sido también beneficiada con el mismo incentivo.
Después de hablar al respecto con familia y amigos quienes critican lo que escribo, (porque cuando uno critica también tiene que estar abierto a escuchar) llegué a la conclusión de que cometí un error de juicio al ponerlas en comparativa de la forma en que lo hice, lo cual es una falta de respeto para los creadores de ambas obras, para usted lector y para el oficio que estoy desempeñando. También llegué a la conclusión de que es importante hablar sobre ella para que tanto el público como los creadores tengan una opinión y un registro, contando con toda la libertad de tomarlo en cuenta o no hacerlo.
Esas mismas personas me comentaron que esa parte se sentía escrita exclusiva para los teatreros y no para el público general, tienen razón y es por ello que me parece necesario que esta específica crítica esté dividida en dos, una parte para el público general y la otra para los del medio del teatro local, por supuesto con la completa libertad de leer lo que cada quien guste.

Aquí inicia la parte para el público:

Niño de Octubre es una obra escrita por Maribel Carrasco, texto ganador del premio INBA a la mejor obra de dramaturgia infantil. Reconocida por su trabajo al acercar a los niños a temas sociales y humanos muy importantes, en este caso la donación de órganos y el cáncer infantil.
La obra fue montada por el grupo A La Deriva, dirigida, como habitualmente hacen, por Fausto Ramírez y Susana Romo, y actuada por los histriones de cajón del grupo.

Todos ellos nos cuentan la historia de dos niños, relacionados trágicamente por la enfermedad. Uno es Hugo, un niño enfermo, sin cabello, ojeroso y débil. La obra muy acertadamente nunca dice con todas sus letras la enfermedad que lo aqueja, para que los niños del público cuestionen, complementen la información.
El otro es Figo, un niño muy débil y enfermizo que quisiera ser un niño normal, pero para poder hacerlo, necesita un corazón rojo como una manzana.
Ambos son encerrados en una habitación, se conocen, platican, hablan sobre sus sueños y aspiraciones para la mañana siguiente mientras sus padres los esperan afuera.
Es entonces que viven un viaje onírico y mágico, donde conocerán personajes peculiares que los guiarán a obtener lo que necesitan. Un manejo inteligente de un transplante.

Una dramaturgia maravillosa, el texto infantil más inteligente y humano que los padres de familia en Guadalajara pueden llevar a sus hijos a verla por su tema y texto tan atractivos y necesarios.
Los que hayan ido a ver otras obras de A La Deriva encontrarán la misma fórmula y manera de escenificar que es a muy muy grandes rasgos, una separación actor-personaje para narrar la historia o partes de ella. También podrán notar una severa y notoria disminución de la calidad con respecto a sus anteriores obras infantiles como 68 Veces la Luna (que hacía un uso maravilloso de los elementos escénicos: unos paragüas) o Adiós Querido Cuco (la cual, lamentablemente, terminó para siempre, a menos que la pida privada, en esa se nota el trabajo creativo y pensado con el espacio, la escenografía, las actrices y los elementos escénicos), la disminución se ve tanto en la actoralidad, el manejo de los elementos y espacios escénicos, la luz, el ritmo y la manera que se cuenta.

Varios actores interpretan diferentes personajes mágicos o cotidianos en la obra, ancianos sabios, lagartijas que dan lecciones de vida, los padres de los niños, etcétera. Es muy lamentable ver un trabajo flojo de actores, al parecer, ya confundido con el estilo propio en el que siempre se basan. Los actores nunca logran transformarse en su variedad de personajes y como consecuencia no los interpretan de manera convincente; probablemente por el estilo al que se ciñen, siempre se ven dejos de ellos mismos, manerismos, tonos e incluso algunos vicios actorales, lo cual ocasiona que la magia de los personajes casi se esfume, al verlos hablar casi siempre en un mismo tono, recitando las frases, gritándolas y articulándolas de una manera que se percibe contraria a lo que el texto ofrece y busca. Habría que considerar si el estilo escénico es el adecuado para esa obra o una fórmula que no le va.
Los espacios y elementos están usados mediante la misma fórmula acostumbrada por A La Deriva, usar dispositivos escénicos simples para cambiar creativamente los escenarios entre escenas. En esta obra por ejemplo, utilizan cuadros de tela, como de hospital o marcos con una suerte de persianas, sin embargo, ya están usados de manera sosa, se siente evidente y ya sin relación fuerte con lo que sucede en el drama, los personajes o incluso la iluminación (algo muy bien usado en Cuco), lo cual en si causa una ruptura del texto (el fondo) con la forma (la obra), en momentos incluso parecen buscar el auto-homenaje chauvinista forzado, lo cual no sería necesariamente criticable si la obra estuviera montada con creatividad y pasión, pero en este caso, me parece inaceptable.
Pienso que habría que preocuparse más por montar con dignidad una obra tan maravillosa que en auto-homenajearse.

Esto hace que la obra pierda muchísima de su fuerza emotiva, solamente lograda por el mismo texto, lo cual, en mi opinión, es algo muy lamentable, porque en vez de hacer que la obra gane al ser montada, pierda y se vuelva dispersa.

Muy recomendable para ir a conocer el texto, comentarlo con sus hijos, no ver el mal teatro para niños que abunda en Guadalajara, usando materiales plagiados, pero que aseguran la entrada infantil, la entrada de dinero.
Sin embargo, hay que decirlo, estrictamente, esta obra es ya muy pobre como pieza, sin compararla con las otras en cartelera.
Además, recuerde que se hizo con su dinero y le estarán cobrando una entrada de mínimo 70 pesos.

Niño de Octubre se presentó todo el mes de febrero, los fines de semana, en el Teatro Alarife Martínez Casillas. La entrada costaba 70 pesos general (barato, para los estándares del teatro).
Cuando haya nueva temporada, avisaré.



Fin de la parte para el público. Aquí inicia la parte para los teatreros:

Siendo conscientes de lo que puede o no puede hacerse cuando se monta una obra artística y cuando se solicita un dinero al estado, me parece que debemos hacernos las siguientes preguntas, que tienen que ver con nuestra responsabilidad como creadores, entre creadores y con el público al que nos debemos:

-¿Cuál es el objetivo de pedir una beca del estado para montar una obra de teatro?
-¿Somos conscientes de que ese dinero, de los impuestos de todos, no es para el entretenimiento o la buena vida personal, sino para elevar el capital artístico del país, el patrimonio que todos tenemos por derecho de producción?
-¿Somos conscientes de que, como creadores escénicos, tenemos la responsabilidad de hacer un trabajo creativo e innovador (tal vez no para el mundo, pero al menos para nosotros mismos) per se?
-¿Somos conscientes de que esta responsabilidad se acrecenta aún mas cuando el dinero usado es del público, tal como si tuviéramos que rendirle cuentas a un empresario?
-¿Podemos darnos el lujo de dormirnos en nuestros laureles bajo las condiciones en las que vivimos?
-¿Somos conscientes de que por cada incentivo que alguien obtiene, hay, al menos, 15 incentivos que otros no obtuvieron?
-¿Somos conscientes de que una obra bien gestada que no se realiza es una gran desgracia para la humanidad?
-¿Estamos a la altura de esta realidad?
-¿Es ético lucrar con la producción de una obra que pagó el público?
-¿Es ético acaparar y bloquear otros grupos mediante el blindaje con textos de dramaturgos -famosos?
-¿Somos conscientes de que la autocrítica es una gran herramienta para mejorar?
-¿Será mejor o peor para nosotros superar nuestros límites creativos?
-¿Es ético utilizar el trabajo creativo bien hecho de una persona para legitimarnos ante las instituciones públicas?
-¿Es ético abusar de la confianza de las instituciones públicas y de las personas que las representan?
-¿Es ético arruinar la -primera- experiencia del público ante obras de los grandes (Ricaño, Carrasco) por el mero hecho de ceñirse a una fórmula y asegurar la entrada de dinero de entradas o becas?
-¿Hay o no una responsabilidad al montar un texto importante?
-Como dice su nombre, la zona de comfort es muy cómoda, pero ¿será lo mejor para el artista consumado?
-¿Bajo que condiciones tiene el espectador derecho de expresar su opinión?
-¿Es correcto insultar y ningunear al público que hace estas críticas de frente y sin hipocresías?
-¿Aún si el mismo público pagó por ver y/o producir la obra?
-¿Habrá algo bueno que sacar de estas críticas?
-¿Estamos entendiendo que las críticas no son insultos contra personas o grupos (y que algunos pueden ser excelentes personas y caer muy bien fuera del arte), sino opiniones que el público tiene derecho de expresar?
-¿El derecho a expresarse se acrecenta o legitima al haber pagado por ver la obra o por la producción de la misma?
-¿Qué nos hace pensar que los artistas son los únicos que pueden cuestionar?,
-¿Las autojustificaciones y afirmaciones han llevado alguna vez a algo bueno?
-¿La autocrítica ha llevado alguna vez a algo bueno?
-Después de considerar todos estos puntos, ¿es ético repetir fórmulas?
-Cuando somos ya artistas consumados, ¿seguimos recordando y viviendo congruentemente ese primer impulso que nos llevó a dedicar nuestra vida a lo que quisimos dedicarla?
-¿Somos serios, responsables, disciplinados y profesionales o solo creemos serlo?
-¿Somos artistas o diputados?



Son muchas preguntas que cada quien será libre de contestarse o no. Aquí una carta que escribí precisamente después de ir a ver Niño de Octubre. Son las reflexiones que me dejó en torno a esto, por si es de algún interés: http://laguaridadelcritico.blogspot.mx/2014/02/carta-abierta-para-los-artistas.html

Aquí termina la parte para los teatreros. 

Ahora solamente falta ver Pedazos de Apocalipsis para completar las tres obras montadas con el incentivo Jalisco a Escena 2013.